Billie Jean

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Un joven afroamericano de 22 años de edad con el pelo ensortijado sale del apartamento número 39 dando un portazo. Shit! murmura entre dientes en el descansillo de la escalera. Shit! repíte Theodor intentando contener las lágrimas, y como no puede se lanza corriendo escaleras abajo para no quedarse allí, parado, sobre el linóleo gris del rellano, entre convulsiones, llorando como un idiota.

Son 7 pisos que bajar, así que cuando las escaleras se acaban casi lo ha llorado todo de la forma más rabiosa. Con un empujón a las puertas ajadas sale a la noche de Harlem, a la luna llena. Apoya su espalda contra la pared de piedra y se cubre la cara con las manos. Ella dijo que yo era el único, dice sollozando. Y se queda así unos minutos, sintiendo el frío de la noche sobre sus mejillas mojadas, intentando retener el momento un su mente de como eran las cosas antes de que todo cambiase, antes de que se le viniera el mundo encima.

Lo dijo, dice por fin, limpiándose las lágrimas. Dijo que yo era el único. Billie Jean se había quedado embarazada mientras él estaba en el ejército. Todo se desvanecía, su sueño, su futuro, todo había terminado. Se subiría a su barco y ya no tendría casa, ni castillo, sería un marinero errante, sin mujer, sin amor.

Respira hondo al comprender que todo ha terminado, y que a la vez, todo comienza de nuevo. Luego alza la vista y contempla los edificios de ladrillo rojo que lo rodean como si lo hiciera por primera vez. Se toma unos segundos, asimilando su nuevo estado, y sale andando con las manos en los bolsillos de su traje, mirando al suelo, con el sombrero cubriéndole el rostro. Dijo que yo era el único, lo dijo, repite deteniendo su caminar. Durante unos segundos mira las baldosas de la acera como si pudieran iluminarse con una respuesta. Luego reemprende su camino con paso firme, entonando una melodía.

"Billie jean
is not my lover
Shes just a girl
who claims that
I am the one

Michael Joseph Jackson contempla la escena desde la acera de enfrente. Está sentado en los escalones de la entrada del edificio 168, allí es donde vive con su familia. Él también juguetea con una melodía en la cabeza. Es una más alegre. La silva con las frases de su vecino Theodor, y para cuando este desaparece de la escena él ya tiene una letra completa en la cabeza. Se pone en pie y se cuelga la chaqueta al hombro.

"But the kid
is not my son"

Se aleja tarareando.
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Sweet Child O'mine

Estamos en un local de ensayo de los suburbios de Los Angeles, sin ventilación ni aire acondicionado. El grupo (cinco veinteañeros de pelo largo) está en una pausa que el cantante ha aprovechado para ir a buscar hielo a la gasolinera que hay al otro lado de la calle.

Saul Hudson (lead guitar), enciende un cigarrillo siguiéndolo con la mirada, después coge la botella de Jack Daniel's que está sobre su Marshall JMC 900 y pega un trago, aún sin hielo. Son las tres de la tarde y no sabe si está borracho o de resaca. Se recoje el pelo en una coleta con una goma porque le pica horrores. Steven Adler (drums), sin moverse de su sitio, bebe de una garrafa de cinco litros color berenjena. Luego se seca la nuca con la toalla de playa que le ha mangado a una de sus novias. Después, se atusa el flequillo. Es su pequeña liturgia antes de sacar un papel doblado del bolsillo trasero de sus pantalones. Lo desdobla y esparce un poquito del contenido sobre uno de los platos del charles. Slash (Saul's nickname), sonríe, y empieza a tocar un riff como de circo, dando saltos por la habitación, haciendo un poco el capullo. Steven enrolla un billete y aspira el polvo viéndose a él mismo, bajo una carpa de circo, haciéndose una ralla de a dólar. Sonríe. Slash sigue a lo suyo, poniéndole carazas. Steven rie. La risa y la música es lo único que le hace olvidar su obsesión por el sexo. Se pregunta como se las arreglara para estar todo el fin de semana alejado de sus chicas. Tres días sin sexo, sin zumbar, sin meter, sin follar. Coje las baquetas e intenta cuadrar el riff que Slash esta tocando a todo volumen. Lo hace para no pensar, por diversión. Marca un ritmo básico de hard-rock, ni muy rápido ni muy lento, dejándole espacio a la guitarra, pero Slash se detiene justo cuando él da los primeros golpes. Tócalo otra vez -dice Steven señalándolo con la baqueta- ¿El que? pregunta Slash. Eso que estabas tocando, parecía una intro de algo. ¿Si? pues era pura coña. Dale otra vez, dice Duff McKagan (bass), sentado sobre su ampli. Si queremos sacar un Lp de esta habitación necesitamos más canciones, por ahora solo tenemos tres. Dale que te seguimos, apostilla Izzy Stradlin (rhythm guitar) desde el otro lado de la habitación.

El empleado de la gasolinera observa a William Axl Rose (vocals) meciéndose por los pasillos, con una bolsa de hielo colgando de la mano derecha. Ojea los estantes de medicamentos en busca de algo que poder mezclar con alcohol. Algo que le quite el dolor de cabeza. No había podido dormir en toda la noche, esa Evelyn lo estaba jodiendo pero bien. Se las estaba devolviendo todas juntas. Le había escrito unos versos la noche anterior, pensando en un very fast rock [242 bpm.] sobre el que descargar toda su rabia pero le había salido un Medium [122 bpm] en toda regla, "una puta balada" que diría Slash. Por eso no la había presentado al grupo aun, lo haría más tarde, cuando tuvieran más canciones. Más canciones, más canciones. Se pone en marcha su dolor de cabeza. Coje una tableta de analgésicos cualquiera, paga y vuelve al ensayo. Al cruzar la calle escucha la música que sale del local. Parece una balada. Empieza a susurrar la canción que tiene escrita. She's got eyes of the...y acelera el paso.

Podría valer, dice Duff cuando se detienen tras rodar unas vueltas, pero habrá que buscarle un buen solo. Axl entra en el local dando grandes zancadas, deja el hielo en el suelo y se acerca al micro. Otra vez dice, los demás se miran y Slash comienza desde el principio. Axl deja que la melodía entre en él, y como se desliza suave por su interior canta sobre su chica y las cosas que tiene por su cara y su pelo y todos los buenos recuerdos que le trae. Cuando llega a la parte que supone el estribillo, simplemente canta lo que no se ha atrevido a escribir, solo dos frases que lo resumen todo. Las grita a todo pulmón para hacerse oir entre los demás dándole una nueva forma, dándole, digamos, un sentido. Slash frasea sobre los silencios vocales, metiéndose por donde puede, reconociendo el terreno, preparándose para la búsqueda del punteado. Como en un trance, durante dos horas apenas hablan, sonríen, maldicen, según los resultados de sus búsquedas. Pero sobre todo, tocan, están en armonía. Steven da bastante caña, cambiando de ritmos, acelerando, frenando, haciéndolos sudar a todos, negociando duramente los cambios de ritmos que Duff e Izzy intentaban. Entrando en tiras y aflojas, manteniéndose firme unas veces y dando su brazo a torcer otras. También lo había hecho con Slash y con Axl, pero con estos se hacía imposible . Siempre conseguían lo que querían, aunque él opusiera resistencia, ellos se estiraban, se contraían y luego hacían algo y el cambiaba de ritmo involuntariamente. Si les preguntásemos, todos dirían que se habían trabajado a fondo el tema. Slash, por su parte, había realizado el solo más embriagador de toda su vida. La música había raptado su razón y su cuerpo se esforzaba por canalizarla toda a través de los dedos. Cuando lo ha enlazado entero por primera vez, sus pulsaciones han llegado a 180. Para acabar ese prototema lo han hecho con un fin clásico del rock, todos a la vez, generando un silencio ensordecedor.

Ya casi está, dice por fín Axl, aun jadeante por el esfuerzo. Lo dice con voz ronca, como salida de una reseca profunda. Rompió la voz en el primer grito y cada vez había gritado más alto, más fuerte, tensando todos los músculos de su cuerpo. Aun así enciende un cigarrillo y traga el humo. Falta la última parte, dice, la de después del solo. Los demás asienten.

...Where do we go?__
Where do we go ___now?
Where do we go?__
(whispered) Sweet Child!
Where do we go__now?...

Altavoces en mi escritorio

Su diseño es minimalista. Se perfilan sobre el escritorio de manera discreta, combinando fácilmente sus colores con los del entorno. Su apariencia es de alta tecnología. A veces resultan ridículos y un poco esperpénticos. Se limpian fácilmente. Son prácticos e incluyen en el frontal dos hembras mini-jack, una de color rosa con el dibujito de un micrófono y otra verde con unos auriculares. Regulador de volúmen, bass y on/off. Fabricados en plástico.

Máscaras que no funcionan

Andrés llora porque ha fracasado, lo hace bajo la ducha porque se avergüenza de llorar. No quiere sentir sus lágrimas, no quiere saborearlas. No quiere. Andrés no quiere llorar, y por eso mismo quizá llora, presa de su descontrol, sin poder moderar su llanto, sin poder ahogarlo, esperando a que cese. Luego calma, un poco. Descanso. El espejo del baño. La máscara. Poner la máscara, probar la máscara, articularla, generar una sonrisa. Relajarlar. Repetirlo otra vez. Prepararla para afrontar el día, para vivir sus decisiones equivocadas. Blindarla para aguantar, y no ponerse a llorar, hasta llegar a casa.

Al final

Lo importante es que tenga gracia.

Las dos torres (de alta tensión)

que flanquean el ensayo rugen en silencio ajeno. Dentro, anónimos de madrugada. Fuera la noche, el asfalto. Las gotas de lluvia, el Horno Alto, la cruz de San Pedro y algo de tabaco.

~´/\`~

Fracasar es darse cuenta de que nadie te soporta

Fin

Nunca nada se termina del todo, ni siquiera después del final.

Sin clasificar

Talleres de literatura terapeútica. Transforme su expiación en un relato interesante.

Bricolage.

Me cago en el dios que te menea -dijo entredientes como si masticase las palabras antes de escupir la frase al suelo. Mecagoneldios quetemenea., cabrón -añadió, para balancear la frase. Al hacerlo comprendió que se le habían acabado las palabras. Quizá todo junto, prendió un destello en su mirada, porque el niño dejó caer el serrucho al suelo y salió corriendo del granero, al sol de la media tarde.

Se preguntaba Herminio, a quién había salido este cabroncete mientras se acercaba a la puerta. Lo vió correr alejándose de la carretera. Tendría que cojerlo más tarde, cuando la merienda, imposible ir detrás de él. Pero lo cojería. 3 horas de trabajo a la basura, por la mierdaelniño.

Sentirse

Se que está feo, esto de escribir a las 5 de la mañana recién levantado. No es como mearse en un altar, o ser confidente de la policía, pero está feo. Me he levantado con una tonadilla metida en la cabeza, que se ha ido repitiendo y repitiendo mientras me vestía, preparaba el café,le rellenaba el comedero a Zarpa...Como era una tonadilla de Iván Ferreiro aún me he sentido un poco guay, hasta casi la silvo, como si no tuviera que irme a currar a la Fábrica, al turno de 6 a 2.

Reverberación astral.

Si Lao-Ming-Sha-ye hubiera sabido que iba a acabar reverberado en la mente de un albañil a las 6 de la mañana antes de rasgar el azucarillo y echarlo en el café..., quién sabe como habría reaccionado. Sea como fuere, se produjo el formidable fenómeno de la reverberación astral. Quién sabe si por la carga estática que el papel había acumulado al ser agitado, quién si por la mente del sujeto aún ensoñada, pero la frase fue leída con la misma entonación mental (e incluso con el mismo eco) con el que Lao-Ming-Sha-ye la pensó años atrás.

"Vivir en el mundo real es entrar en los sitios que te dan miedo. Abrir la mente significa conocerse a si mismo"

La gente se miró, un par de ellos asintieron, otro par se encogió de hombros, el camarero dijo -Psst.

Sueños

Un sueño es información sobre ti que vuela

Perogrulladas en el desierto

La responsabilidad es hacer algo cuando la única razón poderosa que te impide no hacerlo es que debes hacerlo.

Starlight

Noche de agosto, cerca de la playa. Cuerpos sudorosos, sin cansancio, mentes expoleadas de prismas, de esquirlas penetrantes, de ondas de volumen genial, pulsar de potencia y erotismo, que llega desde el escenario, anegandonos, conectandonos, como si proviniera del espacio exterior. Convirtiéndose en el centro de un universo mágico, cristalino, sin espacio ni tiempo, formado de música y alma. Maestros de la creación en nuestras únicas existencias conjuntas, transforman nuestra experiencia, dueños de nuestro ser.