Noche de agosto, cerca de la playa. Cuerpos sudorosos, sin cansancio, mentes expoleadas de prismas, de esquirlas penetrantes, de ondas de volumen genial, pulsar de potencia y erotismo, que llega desde el escenario, anegandonos, conectandonos, como si proviniera del espacio exterior. Convirtiéndose en el centro de un universo mágico, cristalino, sin espacio ni tiempo, formado de música y alma. Maestros de la creación en nuestras únicas existencias conjuntas, transforman nuestra experiencia, dueños de nuestro ser.
3 comentarios:
Que bonito me han entrado ganas de un pase por el borde la playa...
Saludos.
Inolvidable momento, que has descrito mágicamente, me alegro de haberlo vivido contigo socio
momentos así son los que echo de menos. Un abrazo
Publicar un comentario