Just a regular guy.

Brian volvía a casa desde Manhattan. Metro hasta Penn Station. Tren hasta LongIsland y coche hasta casa por autopista. Dos horas en total, dependiendo del tráfico. Conducia un Hunday y escuchaba Linkin Park en su mp3. Avanzaba por la izquierda de la via a buena marcha cuando advirtió la presencia de otro vehículo en el mismo carril. Redujo cuidadosamente, celoso de las revoluciones, y se colocó detrás de él. Esperó. Muy poco antes de destellar sus luces en el retrovisor del otro conductor. El otro. Se apartó.

Tomó su salida y se dirigió a casa. Se detuvo a comprar tabaco en el Deli de su barrio. Saludó a Zack con una sonrisa, lo conocía del instituto, y se dirigió al fondo, a por la cerveza. La Coors, se ha convertido de verdad en un problema, pensaba Brian de camino a las neveras. Ya empezaba a ver a la Bud como algo viejo, gastado.

Entraron dos jóvenes armados en ese momento. Encañonaron a Zack, Zack intentó coger su pistola de debajo del mostrador y los jóvenes armados en ese momento se asustaron y Zack se llevó una bala en el pecho. Los jóvenes se marcharon. Brian se acercó al poco rato. Comprobó la calle; se habían ido. El dinero todavía estaba en la caja. Brian cojió el dinero. Levantó el teléfono y llamó al 911. Zack soltó un gemido. Vaya, pensó Brian, tenía suerte, el cabronazo.

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